En una sociedad marcada por la estética el aspecto físico es importante hasta para en el trabajo. Pero hay una cuestión de matiz, el aspecto no es lo mismo que el atractivo.
En una sociedad en la que todos lo políticos y ejecutivos de grandes empresas llevan el pelo teñido es inevitable reconocer que el aspecto condiciona la evolución profesional y porqué no la personal.
Mientras que el ejecutivo de negocios tiene que transmitir a sus clientes una imagen más juvenil, al igual que el político que debe someterse al dictado de sus asesores de imagen, en otros casos hay una voluntad personal.
Ante los cambios de conducta en la relación de parejas y los divorcios, no sorprende ver a sesentones tirando de carritos de bebés fruto de nuevas relaciones con mujeres a las que casi doblan la edad. No es de sorprender que estos hombres quieran rejuvenecer su aspecto para que esté más en consonancia con su nueva relación.
Pero hay una cuestión de matiz, el aspecto no es lo mismo que el atractivo. Mientras que los casos anteriores obedecen a la intención de mantener un aspecto juvenil, en otros casos hay un deseo de resultar más atractivo.
Hasta ahora este aspecto se relacionaba con la elegancia, de modo que los hombres buscaban resultar más atractivos por medio de la moda, más adelante con el uso moderado de cosmética para mantener el aspecto juvenil, pero esto ha cambiado radicalmente y los cirujanos plásticos tienen que atender cada día más casos de hombres que no se conforman con rejuvenecerse, sino que quieren resultar más atractivos, ya sea arreglando su nariz, rebajando papada, etc.
La pregunta de muchos hombres y de la sociedad es ¿pero para un hombre es importante el atractivo físico?. El atractivo podía tener su importancia en la juventud, pero luego lo importante era la posición, prestigio, etc. ¿Tiene cabida en la masculinidad el deseo de ser más atractivo?.
La respuesta es siempre subjetiva, pero la respuesta de las mujeres es que los hombres que lo pretenden lo hacen para conquistar nuevas mujeres, no para conservar a las que tienen. Sea por conservar o por gustar, hay un cambio en la sociedad y las empresas dedicadas a la cosmética y a la cirugía estética empiezan a hacer más caja con los hombres que con las mujeres.
La sociedad cambia a un ritmo difícil de seguir, pero hasta en los partidos de fútbol (el estandarte de la masculinidad) se anuncian en grandes carteles los tintes para el pelo y añaden “lleva el blanco sólo en tu corazón”. fuente: masmasculino.com
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En una sociedad en la que todos lo políticos y ejecutivos de grandes empresas llevan el pelo teñido es inevitable reconocer que el aspecto condiciona la evolución profesional y porqué no la personal.
Mientras que el ejecutivo de negocios tiene que transmitir a sus clientes una imagen más juvenil, al igual que el político que debe someterse al dictado de sus asesores de imagen, en otros casos hay una voluntad personal.
Ante los cambios de conducta en la relación de parejas y los divorcios, no sorprende ver a sesentones tirando de carritos de bebés fruto de nuevas relaciones con mujeres a las que casi doblan la edad. No es de sorprender que estos hombres quieran rejuvenecer su aspecto para que esté más en consonancia con su nueva relación.
Pero hay una cuestión de matiz, el aspecto no es lo mismo que el atractivo. Mientras que los casos anteriores obedecen a la intención de mantener un aspecto juvenil, en otros casos hay un deseo de resultar más atractivo.
Hasta ahora este aspecto se relacionaba con la elegancia, de modo que los hombres buscaban resultar más atractivos por medio de la moda, más adelante con el uso moderado de cosmética para mantener el aspecto juvenil, pero esto ha cambiado radicalmente y los cirujanos plásticos tienen que atender cada día más casos de hombres que no se conforman con rejuvenecerse, sino que quieren resultar más atractivos, ya sea arreglando su nariz, rebajando papada, etc.
La pregunta de muchos hombres y de la sociedad es ¿pero para un hombre es importante el atractivo físico?. El atractivo podía tener su importancia en la juventud, pero luego lo importante era la posición, prestigio, etc. ¿Tiene cabida en la masculinidad el deseo de ser más atractivo?.
La respuesta es siempre subjetiva, pero la respuesta de las mujeres es que los hombres que lo pretenden lo hacen para conquistar nuevas mujeres, no para conservar a las que tienen. Sea por conservar o por gustar, hay un cambio en la sociedad y las empresas dedicadas a la cosmética y a la cirugía estética empiezan a hacer más caja con los hombres que con las mujeres.
La sociedad cambia a un ritmo difícil de seguir, pero hasta en los partidos de fútbol (el estandarte de la masculinidad) se anuncian en grandes carteles los tintes para el pelo y añaden “lleva el blanco sólo en tu corazón”. fuente: masmasculino.com
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